No han sido tan malas noticias, salvo por la anemia, las plaquetas y las defensas están bien, así que no habrá ningún inconveniente para poner el tratamiento. Tras una transfusión de dos bolsitas de sangre estaremos listos para el tercer ciclo de quimioterapia.
Muy madrugadoras Miriam y su séquito entraron sonrientes a la habitación para comprobar qué tal me había encontrado esta semana de reposo, más débil que nunca fue lo primero que se me ocurrió decir, con pocas fuerzas y con ganas de que me trasfundieran sangre recuperarme de una vez por todas. Además, irán reduciendo poco a poco las dosis de corticoides para que mi cuerpo se acostumbre de nuevo a producirlas ya que no es bueno que me creen dependencia.
En líneas generales, todo sigue el mismo rumbo, esperarán a que llegue mi hermana para realizarle las pruebas de compatibilidad, seguirán dándome más quimioterapia hasta logra reducir el máximo posible de enfermedad de cara a practicar lo antes posible el trasplante de médula. Finalmente, me harán otro PET después del tratamiento para comprobar en qué estado se encuentra la enfermedad.
Día atípico en Puerta de Hierro. Al llegar nos encontramos con una sala de espera completamente vacía. Me acerco al mostrador mientras mi madre aguarda sentada y el Flaco estaciona el coche. La recepcionista me comenta que son las vacaciones la consecuencia de tan desértico panorama, mejor para mí, me coloca el brazalete con los datos y en seguida me indica el número de habitación en la que pasaremos los próximos cuarro días. En pocos minutos ya me han pesado, medido y colocado el gripper. Ángel, mi tocayo el enfermero es tan rápido como sutil, un gran profesional.
Se acabaron las dietas ovolácteovegetarianas, que ya de por sí la comida es bastante mala como para limitarla a ensaladas sosas, tortillas sintéticas, cremas de extraña procedencia y así un larga lista de alimentos poco apetitosos.
Prácticamente, desde que llegué al hospital me he seguido encontrando bastante débil, en la línea de estos últimos días. Desde la caída, siento una rodilla dolorida . El Flaco estuve colocándome un poco de suero congelado para aminorar la hinchazón mientras estábamos tumbados en la camilla. Mi madre y el Flaco estuvieron hablando largo y tendido, yo me quedé dormida en seguida.
Por la noche entró la enfermera a dejarme la medicación y tuve que hacer el esfuerzo de incorporarme para poder tomármelas. Afortunadamente, no hubo más interrupciones a lo largo de la noche a diferencia de otras ocasiones en que los pasillos suelen ser un caos de ruidos, alarmas, pasos, llantos, murmullos.
Sé que sonará extraño, pero tenía ganas de volver al hospital, por una única razón, tengo ganas de que todo esto termine y cuanto antes me lo quite mejor. Espero que no haga falta retrasarlo más como la última ocasión que estaba al límite de plaquetas, hemoglobina, glóbulos blancos, en definitiva, que estaba hecha polvo y hasta que no remontara todo, no se podía hacer nada. Pero ahora mismo tengo un gran deseo de que me den este último ciclo, de estar más cerca del trasplante de médula, de verlo ya como una realidad.
¿Cómo seguir enfrentando días tan difíciles que transcurren entre dolores y una acumulación de toxicidades y malestares que no han parado desde las últimas visitas al hospital? El calor no hace más que aumentar una sensación de asfixia y falta de respiración que dificultan cualquier movimiento corporal. Días complicados en los que la inspiración se ausenta durante largos periodos entre pensamientos y fantasías de mundos ajenos en los que la realidad apenas y tiene cabida, pertenecen sólo aun mundo de sueños que alcanzan otras dimensiones más allá de la vida.
Siento el cuerpo más débil que nunca. Una sensación muy desagradable que llevo arrastrando desde la última visita a Urgencias. Sentir que tu fuerza vital se apaga es casi tan difícil de asumir como de afrontar, me cuesta luchar contra unas piernas débiles que no responden más a mi cuerpo. La constante medicación y la acumulación de casi tres meses de quimioterapia me han puesto al límite de resistencia. Me duele no poder arrancar siquiera una sonrisa, no consigo hacer feliz a nadie ni a mí misma. No me dan ganas de ver a nadie, de recibir llamadas, simplemente quiero estar sola. Pienso constantemente en el trasplante en que seremos compatibles mi hermana y yo.
Darme por vencida no serviría de nada soy consciente de que debo sacar fuerzas y mirar hacia adelante, que me espera una vida al lado del ser que más quiero, mi Flaco, que tendremos una familia, pero el cáncer me pone a prueba todos los días, me ciega, no me quiere dejar ver más allá.
Luchar, vivir, sentir, avanzar, tropezar, seguirse levantando, no dejarse venir abajo a pesar de las adversidades, no quiero darme por vencida, quiero mantenerme firme y decida, que esto es algo pasajero, que el día de mañana podré decir que he superado una dura prueba, la única y más importante. La experiencia vital de aprender a levantarse de las adversidades, porque esta enfermedad no va a poder conmigo, porque tengo una vida plena por delante por compartir, porque quiero vivir, porque aún tengo mucho que dar de mí.
Quiero seguir luchando,pero siento que la luz de mi interior se va apagando y mi flaco me impulsa, me anima a seguir, me pone una hamaca al lado de la piscina para alegrarme el día. Mi madre hace lo propio, no me deja venirme abajo, ambos luchan a mi lado para que no decaiga y me duele no poder corresponderlos como debería, me cuesta arrancar una sonrisa. Los síntomas y la medicación no ayudan, me desgastan, tengo dolores muy fuertes de estómago y cualquier esfuerzo por levantarme me debilita. Pero aquí seguimos intentando no decaer.
No desperdicies tu tiempo pensando en lo insatisfecho que eres, intenta siempre ocuparte en cosas que te llenen, tú que puedes, que tienes las riendas de tu vida, que no dependes de los resultados de una prueba, ni de un tratamiento que te cure, en definitiva de una respuesta ajena a tu voluntad. Siente lo afortunado que eres de poder trabajar, de salir a dar un paseo con amigos, de pasar tiempo con tu familia, de ir a ver una película al cine, de estudiar. Aprovéchalo.
En poco tiempo vendrán mi hermana y mi padre a visitarme, así que compartiremos juntos estos momentos. Sé que su llegada me dará fuerza. El domingo volveré al hospital a recibir el último tratamiento de quimioterapia antes del trasplante de médula. Esperemos que vaya todo bien y que no me deje más débil de lo que ya estoy.
Recuperación casi total de un fin de semana no exento de dos nuevas visitas a Urgencias. Esta vez como no iba a ser menos por una fuerte reacción a la inyección para subir las defensas que me dejó en vilo todo una noche con un intensos dolores en las piernas. Intentamos sofocarlo con un baño de agua caliente, pero fue inútil, por la mañana del viernes decidimos no hacer esperar más y acudimos de inmediato al hospital. No podía andar, así que el Flaco tuve que sujetarme entre sus brazos para poder colocarme en el coche. El trayecto se tornó eterno, no paraba de delirar y entre sollozos imploraba a Dios no sufrir más.
Al llegar al hospital en seguida me colocaron en una silla de ruedas y debido al estado en el que me encontraba no hizo falta esperar mucho tiempo para que me atendieran rápidamente. Expliqué los síntomas y me colocaron un mórfico para controlar el dolor.
Días difíciles en los que el calor corta la respiración sacudiendo aún más un corazón agitado de sobresaltos y noticas no muy gratas. La inspiración llega por momentos rasgando sentimientos ocultos en las profundidades de un cuerpo que se resiste a no caer en la desesperación, el desánimo, el miedo y que lucha férreamente contra la rabia, la impotencia y la inexistencia.
Pasan las horas, pasan los días, pasan los momentos delante de unos ojos renovados, ante miradas, silencios y palabras que se pierden fugaces, inadvertidos entre pensamientos ya poco terrenales que se transforman para llegar más allá hacia dimensiones que se presentan ante mí y en ellas trato de comprender mi razón de ser.
Desmaterialización, trascendencia, mi alma está contigo, en lo corpóreo ya no me encuentro, porque he encomendado todo mi ser para encontrar una respuesta a tantas dudas e incertidumbre. Mi cuerpo está débil, pero mi alma fortalecida avanza y resiste las envestidas.
Aferrarme de poco serviría, avanzamos por sendas y caminos casi adormecidos y hoy que despierto de mi cama aún así no consigo del todo percibir dónde me encontraré cuando tenga que partir.
Trasplante de médula, parte del sermón aprendido, mis oncólogos en la última visita me tienen pendiendo de un hilo. Las posibilidades de éxito o fracaso dependen de una respuesta casi completa de la enfermedad, un 50 por ciento de que ocurra una cosa u otra y síno se llega a alcanzar entraremos en terrenos desconocidos, de tratamientos con pocas evidencias, en la prueba y el error. Se me parte en corazón sólo de escucharlo, aprieto la mandíbula instintivamente, se desvanecen muchas esperanzas en esas escuetas y frías palabras, ausentes de todo y nada. Lloro y larabia, laimpotencia, el dolor, el miedo, la incertidumbre, el desconcierto me dejan paralizada, no alcanzo a comprender la magnitud de lo que está ocurriendo. El tiempo se acorta, me sofoca, queda menos de un mes para que se decida todo, el trasplante, la compatibilidad, ya no hay vuelta atrás, el reloj está avanzando tic tac tic tac.
Los días pesan, transcurren ante mí, el aire pesa, se vuelve denso, mientras tanto sigo arrastrando los estragos de la toxicidad, los calambres de los tobillos y las muñecas, las taquicardias, los dolores de estómago, el insomnio.
Dudas por doquier que alteran mis pensamientos en todo momento, silencios incómodos, pensamientos oscuros, realidades que sobrepasan mi entendimiento.
En pleno proceso de metamorfosis intento callar mis pensamientos que no me dejan escuchar eso que llevo dentro y que cada poro reclama. Quisiera cerrar los ojosy no pensar en nada, ni en nadie. Quizá ahora soy más consciente de que sólo estamos aquí por un tiempo, que no puedes aferrarte a ello.
No pido ni quiero más allá de lo que tu cuerpo y amor me ofrecen, no pido grandes fortunas, ni grandes proyectos, sólo deseo una vida a tu lado, formar una familia, disfrutar de un domingo en la playa, reposar debajo de una palmera mientras sopla el viento. Sólo pido estar con los míos, verlos crecer hasta que las arrugas formen surcos en sus soleadas pieles, que la fina arena del Caribe se cuele entre los dedos de los pies y lamer los restos de sal de tu piel al volver al hogar. Te quiero.