lunes, 13 de septiembre de 2010

Viernes, 10 de septiembre de 2010.

El alta y la vuelta del cólico nefrítico.

Muy temprano por la mañana, despertábamos en el hospital con el continuo ajetreo de las enfermeras entrando y saliendo de la habitación. De repente, el Flaco comenzó a sentir un dolor en la espalda que ya nos resultaba bastante familiar. Al intentar descargar el primer chorrito mañanero fue cuando se dio cuenta que las piedrecillas de aquel doloroso cólico nefrítico que le había llevado hace un mes a Urgencias, habían vuelto. Afortunadamente, sobre las 10 de la mañana mi madre llegó para acompañarle a Urgencias mientras yo esperaba en la habitación para recibir noticias. Las ventajas de estar en un hospital es que no tienes que desplazarte más de unos cuantos metros para llegar.

Esta vez, los dolores no llegaron a más dado que llegó a tiempo para que con unos cuantos calmantes, muchos litros de agua y un poco de reposo se recuperara casi por completo.

Más tarde volví verlo en la habitación algo más recuperado y con un poco de mejor cara. Me contó que le habían hecho unas placas y una prueba de orina en la que habían aparecido hematíes, causantes de un pequeño desgarre en la uretra y los riñones. En definitiva, hasta que no eche la arenilla las molestias continuarán apareciendo.

No tardé mucho en darle la grata sorpresa que me llevé durante la visita de las oncólogas la mañana del viernes. Ya me había hecho a la idea de que estaría ingresada hasta el lunes, pero al parecer decidieron cambiarlo de último momento. Aunque con ciertas dudas, dado que la operación de la vena cava había sido muy reciente, me dieron el alta con la condición de volver a Urgencias en caso de sentir fatiga, tener problemas respiratorios o de subir la fiebre hasta 38ºC.

A pesar de que el día no había empezado demasiado bien, las buenas noticias llegaron de improvisto. El hospital tiene sus cosas buenas, pero cuanto menos tiempo pase en él, mucho mejor. Aún así, ese pequeño cordón umbilical que me mantiene atada a sus servicios en una extraña relación amor odio, es difícil de remediar. Cuando no estoy ingresada y tengo algún dolor quiero llegar hasta allí lo más rápido posible y una vez estando en el hospital cuento los días para curarme y poder marcharme a casa.

En esta ocasión y tras los últimos resultados de las pruebas, me he sentido más nerviosa de lo habitual, así que decidieron añadir una nueva droga a mi respectivo cóctel medicinal, esta vez, Valium. Al principio, no quise tomarlo, me parecía algo demasiado fuerte, pero tras varios ataques de ansiedad y después de recordar que un par de meses atrás había estado enchufada a una bomba de morfina, decidí tomármelo. ¡V A L I U M! mezclado con lorazepam y Morfeo se había apoderado una vez más de mis sueños.

Al mediodía Bernard volvió con el informe del alta y todas las indicaciones para poder estar controlada en casa, entre ellas, además de la habitual mediación para evitar los efectos secundarios, tendría que pedir a una empresa especializada una bomba de oxígeno a la cual debo estar conectada 16 horas al día hasta mi próximo ingreso el día 30 de septiembre, fecha en la que se me dará el segundo ciclo de quimioterapia. Por lo demás todo igual.

Los últimas horas antes de recibir el informe de alta se hacen eternas, sabes que estás a nada de poner el culo de nuevo en la calle, pero por momentos parece que el tiempo se detiene en un lento tic tac para hacerte sufrir más.

Al fin llega la hora. El Flaco y yo aguardamos en la entrada mientras mi madre acerca el coche. Enseguida, comienzo a sentir ese cosquilleo en el estómago que me provoca la sensación de alejarme del hospital, el saber que si las cosas se complican no estarán las enfermeras para ponerme la medicación. Intento mantener la calma, es lo único que se puede hacer en estos casos.

Parece que el verano está dando sus últimos coletazos, desde el microclima de mi habitación no me había percatado de ello.

Hogar, dulce hogar. No tardan en llegar con la bomba de Oxígeno, que además de hacer un molesto ruido, huele fatal, será cuestión de acostumbrarse.

Mucha luz a todos.

2 comentarios:

  1. Me alegra saber que el alta se produjo con normalidad. Mucho ánimo y descansa.

    Espero que lo del Flaco se solucione pronto.

    Seguimos en contacto. Un abrazo para los dos.

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  2. Hola Angel, cuanto me alegro que estés en casita, comiendo comidita de mami, no hay nada mejor. lo del oxigeno es algo molesto, pero tranquila que pronto dejaras de usarlo, tu eres muy fuerte, piensa que esta prueba la tienes casi superada, siento lo del flaco, eso parece que es muy doloroso, dile que lo vi inyectando , y de esta se gradúa de enfermero .
    Bueno que pases unos días tranquilos, y descansa, para que recobres fuerzas para el 30
    Besitos y mucha fuerza

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