viernes, 24 de septiembre de 2010

Viernes, 24 de septiembre de 2010.


Se acumulan los pañuelos en la mesilla dejando el rastro de una tos con flemas que no me ha dejado tregua desde el día que salí del hospital. Y con cada ataque siento cómo los músculos se contraen dejándome sin respiración y con dolores musculares que se suman a una espalda ya de por sí atrofiada de tanto permanecer acostada.

A tan solo unas semanas de haber sido dada de alta, los efectos secundarios de la quimioterapia aún continúan afectándome. Al igual que los huevos “kínder” nunca sabes que te deparará el nuevo tratamiento.

Aceptar los cambios forma parte de la rutina habitual y mentiría si dijese que está siendo un camino fácil. Esto es como una lotería, unos días despiertas y agradeces a Dios no tener ningún dolor, pero al siguiente todo vuelve a ser diferente, aparecen síntomas nuevos, llagas en la boca, diarrea, cansacio, falta de aire, dolores musculares y así una lista interminable de molestias que se acumulan y que tengo que aprender a sobrellevar. Y a pesar de intentar aplicar todos los consejos de los libros de auto ayuda, pensar positivo, visualizarme curada, pensar que estoy en el cuerpo de un niño, el dolor mina mis pensamientos complicando más la tarea de recuperación.

Quejarse es un gasto inútil, pues con ello no van a cesar los dolores, por ello intento concienciarme de que tengo que aceptarlos y que forman parte del tratamiento que me están dando.

A pesar de todo, he sentido algunas mejorías, ya no tengo estreñimiento ni picores en la piel y no necesito echar espesantes al agua para evitar ahogarme. A la bomba de oxígeno he conseguido acostumbrarme aunque más de una vez el largo cable de 8 metros que me permite moverme de un lado a otro de la casa le ha sacado más de un susto al Flaco y a mi madre, que han tenido que recogerme del suelo al tropezar con este. La debilidad sumada a mi torpeza me han hecho tropezar ya en varias ocasiones. Por indicaciones de los oncólogos debo llevarlo puesto al menos 16 horas al día, no tienen que ser seguidas, puedo repartirlas según me vengan mejor. A veces suelo dormir con el oxígeno puesto, aunque es bastante molesto, resaca mucho la garganta.

Día tras día aprendo una lección de vida y descubro que son las cosas insignificantes, los pequeños detalles que parecen invisibles ante nuestros ojos los que realmente importan, cosas que me agradecería hacer por mi misma como levantarme de la ducha sin que nadie tenga que sujetarme, comer sin fatigarme, no tener que estar enchufada a una bomba de oxígeno, poder dar un beso apasionada a mi flaco, hace más de un mes que no lo hago, ver una película sin terminar con dolor en el cuello y la espalda, vestirme si ayuda de nadie, dormir en todas las posturas sin ahogarme, salir a dar un paseo en bicicleta, volver a tener el mismo aspecto físico de antes de los esteroides o simplemente beber un vaso con agua sin atragantarme.

Todo esto forma parte de un aprendizaje al cual debo enfrentarme y mantenerme firme a pesar de lo duro que pueda ser, porque no pienso rendirme ni resignarme, seguiré luchando hasta que consiga curarme, quiero vivir y seguir con mi destino al lado de los míos, sólo eso pido. Pero el tiempo me juega malas pasadas, siento que cada minuto transcurre aletargado y que las manecillas del reloj se escurren como en cuadro de Dalí. Intento eludirlo viviendo el día a día, el ahora, sin preocuparme en lo que pueda ocurrir mañana. La realidad es que estoy aquí y ahora, que cada segundo importa, y que el presente es lo único que hay. Y al igual que el tiempo, la mente es muy poderosa y a duras penas me permite descansar, constantemente me asaltan dudas ¿será este el tratamiento definitivo? ¿cuánto tiempo más resistiré ante todo esto? Dudas y más dudas que me hacen sentir vulnerable y frágil ante una situación que en parte escapa a mi control.

A veces quisiera despertar de la cama, abrir los ojos y no sentir dolor, como si nada de esto hubiera ocurrido, pero sé que tengo que ser fuerte y levantarme día a día, no dejar vencerme aunque sea una enfermedad muy jodida.

Aún así estoy muy agradecida con Dios porque he sido bendecida con un ángel que me ha enviado justo en el momento en el que más lo necesitaba. A día de hoy no sé qué haría sin él. Su simple presencia me tranquiliza, su calor cuando estamos en la cama, sus palabras de aliento cuando me siento desmotivada, su olor en las sábanas, su respiración por las mañanas, su mirada cuando me habla, su paz, su entrega, sus ganas de hacerme sonreír, su continuo esfuerzo porque no decaiga, su cuerpo, sus ojos rasgados, su corazón, su amor por mí. Por mi Flaco, por mi madre, por mi padre, por mi hermana, por mi familia y por mis seres queridos me levanto y resisto a las fuertes envestidas de la vida.

A una semana de volver a ser ingresada me pregunto si este será el tratamiento que me acerque más hacia el trasplante de médula. Sé que aún queda tiempo para poder saberlo, pero no puedo evitar pensarlo. Sólo pido sufrir lo menos posible y resistir lo que haga falta.

Si en estos momentos me concedieran un deseo pediría poder besarte hasta perder el aliento, porque así es como te quiero y no tengo ojos para nadie el mundo más que para ti. Te adoro Flaco.

¿Cuándo llegaré?

2 comentarios:

  1. Yus, pocas cosas se me ocurren en este momento para ayudarte, porque se que tanto el dolor fisico como los achaques psicologicos no te dejan vivir feliz. No se hable mas del futuro que no sabemos como sera, porque nadie en este mundo lo tiene asegurado. Hablemos del presente, de hoy, del ahora, esta aqui estas con vida, tienes a tu lado a uno de los hombres mas encantadores que he conocido en la vida, a mami que es una de mis personas favoritas en este mundo. Riete, aunque te gane la tos, aunque te duela el pecho, riete, burlate del brodel y su pasito de cadera sensual, riete de las tarugadas de mama, ponte una peli muy chistosa y riete, disfruta el momento. Riete de cuando nos agarrabamos de las greñas porque hacias trampa para ganarme y acababas con mi paciencia. Riete del elevador en el baño para poder agarrar el jabon. De cuando mama venia a pegarnos porque eramos estabamos agarradas de la greña y nos reiamos cuando se enojaba y nos pagaba. Riete de cuando Ron muerde las bolsas de plastico y de que mordio las bolsas de harina de hotcakes que papa habia comprado. Riete de cuando papa y yo nos volteamos y nos caimos del kayak. Riete de nuestros gases silenciosos que intoxican a Chitol.
    Abre las ventanas, deja que la luz entre y bañe tu cara. Salte de la casa y sientate a esperar el atardecer, dile a Chitol que te acompañe. Escucha como cantan los pajaros al amanecer, escucha la lluvia caer, el viento soplar. Disfruta...ya se que diras que no es facil y seguramente no lo es. Nunca he estado en tu lugar y no me puede imanginarme como seria. Asi que goza al maximo lo que este a tu alcance que el futuro ya vendrá pero de ese se encarga dios. Te AMO hermanita y te admiro!

    ResponderEliminar
  2. Hola Angel que linda tu hermana, yo también te admiro, tu fuerza , tu entereza, tu fe, te ha tocado muy duro, pero sigue luchando, no le des tregua, trata de no estar mucho en la cama, se que es lo que te apetece por el cansancio, dolor, agotamiento, y todo lo que te esta tocando enfrentar.
    Vi tu Mail, soy una amiga que te quiere mucho, que sigue tu evolución, como tanta gente que tienes a tu alrededor, por que tu te lo mereces, eres un ejemplo.
    Piensa que cada día que amanece,la vida te ofrece el inmenso regalo de luchar por tus sueños, y de alcanzar esa vida que tu quieres.
    Descansa, coge fuerzas, para enfrentarte a ese ultimo tratamiento, pero positiva siempre, todo va a salir bien.
    Besitos y mucha, mucha fuerza.

    ResponderEliminar