lunes, 24 de mayo de 2010

lunes, 24 de mayo de 2010.


Hoy no ha sido un buen día, ayer tampoco lo fue. Lo único que ha conseguido arreglarlo un poco ha sido mi Flaco y la vídeollamada con mi padre. Hay veces que por más que lo intento no consigo arrancar los malos pensamientos que se me pasan por la cabeza. La incertidumbre, el miedo, los dolores no ayudan tampoco a superarlos.

Me he levantado y he descubierto que el tumor del cuello estaba volviendo a crecer. Afortunadamente, este martes me ingresan de nuevo para darme el tercer ciclo de quimioterapia.

Sobre la 13.00 me llamaron del hospital para recordarme que mañana tengo que hacerme el PET. Eso por la mañana y por la tarde ingresar nuevamente.

Ayer lloré durante casi todo el día. Todos tenemos días mejores. Desde luego, el domingo no fue uno de ellos. Cualquier detalle, recuerdo o pensamiento me hacía derramar lágrimas. Encima ha empezado a dolerme de nuevo el nervio del hombro derecho, aunque esta vez he conseguido frenarlo a base de altas dosis de paracetamol. Es inevitable sentir que un cordón umbilical te ata al hospital, sobre todo, cuando estás alejada físicamente de él. No sé explicar la dependencia que siento hacia éste. A pesar de ello, durante mis vacaciones en Cádiz logré desconectar de todo, pruebas, tratamientos, dolor, miedos. La playa me devolvió a mi entorno natural. Fue como si Dios me hubiera dado una tregua y durante una semana todo en mi mundo fuera sol, playa, placer, diversión, paz y relajación.

Pero a la vuelta aterricé de nuevo en la realidad. Ya no sé si achacarlo al síndrome pos vacacional o qué coño. Ayer, mientras hablaba con el Flaco le comentaba que quería vivir ahora justo cuando mejor me están yendo las cosas. Por eso lucho, quiero encontrar mi recompensa de toda esta incansable lucha contra una enfermedad muy jodida.

No quiero parecer pesimista ni derrotista, sólo quería que supierais que sois muy afortunados de tener salud, de que no existe suficiente dinero en el mundo capaz de igualarla, de que viváis el aquí y el ahora y deis importancia a lo que verdaderamente lo tiene. Sólo cuando pasas por una experiencia así te das cuenta del valor de las pequeñas cosas, poder ducharte sólo, poder levantarte al baño sin que tengan que ponerte una cuña en el culo, de comer algo decente y no un bodrio de hospital, de poder andar sin tener que estar enchufado a un suero o a una máquina, de poder compartir de intimidad con tu pareja, de poder descansar sin que entre un desfile de personas en tu habitación, en definitiva, de llevar una vida normal como el resto de los mortales.


Buenas noches Madrid, buenas tardes Cancún.

3 comentarios:

  1. Muneca te mando todo mi amor y me encantaria estar ahi para darte un abrazote pero t lo mando virtualmente. Ten fe, Dios te ama Angel. TKM!

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  2. Gracias, hermosa...que Dios llene de luz y felicidad tu vida hoy y siempre...por aquí seguimos luchando que no es poco, nos es fácil pero se hace el intento de llevarlo lo mejor posible...
    besazos

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